lunes, 22 de noviembre de 2010

Sebastian Vitale, un cordobés por el mundo de la música.


Seba Vitale llegó a su disco solista, después de haber sido desde bailarín del Oso Arturo a corista de Pimpinela.

Hace 10 años, Sebastián Vitale se recibía de Licenciado en Administración de Empresas en su Córdoba natal, pero algo en su interior no terminaba de cerrar. “Me iba a ir a hacer un master a Londres de Administración de empresas relacionadas con la música, porque hacía un tiempo venía cantando, hasta que mi viejo un día me dijo ‘¿Vos querés atrás o arriba de un escenario? Andá a buscar suerte a Buenos Aires’”.


Hoy, con su primer disco solista en sus manos –titulado casualmente Otra vida– Sebastián siente que hizo lo correcto. Claro que este ha sido un largo camino: tuvo una beca en la escuela de Julio Bocca donde se fue inclinando para la comedia musical; como bailarín (“sólo con nociones básicas”, admite), empezó a aparecer en televisión. “Lo primero que hice fueron los musicales del Oso Arturo, de ShowMatch”, recuerda entre risas.
Después de varias audiciones entró en la obra teatral Aladín, que se hizo en el Teatro Ópera, mientras tenía participaciones en las tiras Sos mi vida y Son de fierro. Luego llegaría su ingreso como corista a Pimpinela, allá por el año 2006, vínculo que mantiene hasta hoy y que hace poco lo trajo al Orfeo Superdomo con el show “La Familia”. En 2007, estuvo un año en Estados Unidos haciendo el musical “Cabaret”, y al volver ya decidió trabajar en sus canciones.
“De chico componía en inglés, pero hasta entonces de una manera amateur. En 2008 empezamos a trabajar con el arreglador de los Pimpinela”. Ahí germinó la idea de armar su primer álbum.
¿Y qué hace Seba Vitale? “Mi música es pop electrónico con algunas baladas. Hoy en el mercado argentino eso no está muy explotado... tenés Miranda! por un lado, que va más por la ‘joda’, y el pop que hago yo es más intenso. Después de ahí saltás a Axel, no hay un intermedio”, analiza. Confundida, el corte de difusión de Otra vida, ya está sonando en la FM 100.5.
“El disco es muy heterogéneo porque hay mucha mezcla en cuanto a la sección musical, pero todo se une con respecto a los arreglos. La mitad del disco es bien movido, y en la otra tenés baladas, algunas más rockeras que otras”, desmenuza entusiasmado.
El disco salió editado por Epsa Music, pero fue financiado de modo independiente. “Hoy las discográficas no ponen un mango”, se sincera, “pero después viene la parte difícil que es la difusión y remarla para que se escuche. Por eso estoy tocando puertas como loco y remándola”.
–¿Qué cosas te motivan y qué sueños son los que te llevan adelante?
–Lo que me impulsa es acompañar a la gente dentro de lo que yo puedo decir con mi música, que ellos sientan una especie de comprensión y empatía. Lo que nos pasa a cada uno es lo que nos pasa a todos. Quieras o no, el mensaje es que uno siempre sale adelante. Lo que quiero contar es que hay gente que te va a acompañar, y que la música es muy sanadora. Yo quisiera que la mía sirva de disfrute, catarsis, de alguna manera que te acompañe en lo que estés viviendo. Como sueño, es que mi arte sea bienvenido y que llegue a la mayor cantidad de gente posible.



Artículo periodistico original